dissabte, 21 de novembre del 2009

3 de abril de 1979.


Un vecino/a de La Llagosta se acerca a la urna. Es el primero de aquella jornada.

La papeleta cae en la urna vacía. Nunca antes otra persona lo había hecho.

Por primera vez, después del largo túnel, aquella lista, aquel papel con unas siglas y algunos nombres, da luz a un futuro de libertad.

Quiero imaginarme su emoción, sus dudas e incertidumbres. Quiero compartir sus sentimientos.

Aquella papeleta era confianza y expectativa.
Aquella papeleta era ilusión.
Aquella papeleta delegaba la máxima de las responsabilidades: gestionar lo que es de todos y diseñar el futuro colectivo de un pueblo.

Ese vecino/a (y miles de ellos durante 30 años) son los verdaderos protagonistas de una historia que se titula

30 años de ayuntamientos democráticos.

Nosotros no somos más que sus representantes. Ni más ni menos que sus representantes.
¡Con todo lo que eso significa!

Recibid todos, vecinos y vecinas, concejales y concejalas, mi más sentido reconocimiento y homenaje.

El sistema no es perfecto. Todos lo sabemos.
¿Existe la perfección? No.
Pero eso no es motivo para obviar los valores positivos que representa el actual sistema de libertades.

El sistema es mejorable. Trabajemos para mejorarlo, no para desprestigiarlo.

No tiremos por tierra el sacrificio de todos aquellos que lucharon por las libertades individuales y colectivas que hoy disfrutamos.

No nos equivoquemos. Un ‘Berlusconi’ español puede ser nuestro futuro.

No abonemos el terreno para aquellos que quieren plantar las semillas del populismo.

PD. Hoy La Llagosta ha celebrado 30 años de libertad, 30 años de democracia. Gracias a todos los que lo han hecho (hemos hecho) posible.